Corpida
De la idea a la producción
Tener una buena idea es, obviamente, el primer paso. Es ineludible. Lo que hagamos con esa idea inicial es lo que va a diferenciar al éxito de nuestro proyecto: su puesta en marcha, su desarrollo y posterior evolución. Para el desarrollo de una idea más compleja y rica nos será de ayuda el diseño de la misión, visión y valores, con un enfoque específico en la vinculación de nuestros proyectos al entorno inmediato. En las líneas siguientes intentaré describir una serie de pasos a seguir desde la idea a la producción1 . Esto no significa tener que pasar obligatoriamente por todas las fases que propongo, que no se puedan incluir otras o que tengamos que seguirlas en el mismo orden. Y, por supuesto, hacerlo no garantizará el éxito.
"No existen las recetas infalibles, y más en un medio rural tan diverso y descentralizado como el que se dibuja en nuestro país"

La Puesta en marcha
Después de haber madurado una idea el primer paso es darla a conocer, transmitirla, contarla. Si crees que esto es una locura, quizás te anime a hacerlo pensar que las ideas no son, por lo general, tan puramente originales como nos gustaría (lo cual les quita cierto valor y nos coloca a nosotrxs mismxs en un papel menos protagonista). Puede que corras el riesgo de que te roben tu idea, de que esta se convierta en algo diferente pero, ya sea en el mundo rural (o el urbano) aquí no hay diferencias, siempre va a ser mucho más complicado ponerla en marcha si pretendemos hacerlo en solitario. Debemos abrirnos al universo que nos rodea, ser más generos@s, a pesar de todos los obstaculos a los que nos enfrentemos.
Además, debemos comunicar bien, hacer de nuestra idea algo atractivo. De forma que nuestro interlocutor no pueda más que apoyarnos; algo especialmente importante en el medio rural, donde somos menos y, por lo tanto, hay menos posibilidades de conseguir un sí.
Inspírate
Una vez contrastada nuestra idea, tras un período de nueva maduración en común, debemos ponernos a escribir. Ahora bien, tan importante es tener un plan dotado de una mínima estructura formal como lanzarse a la acción. Al fin y al cabo, una buena parte de la cultura trabaja mediante ensayo-error.
La idea es importante, bien, pero llegado cierto momento, si la supervivencia del proyecto está en juego, es imperativo seguir adelante. En cualquier caso, la no existencia de un proyecto escrito no nos librará de su elaboración no formal. Es fundamental que pensemos bien las cosas, por fases, espacios y escenarios de trabajo. Cada un@ sabe los motivos que le llevan a pasar de la idea a la acción, pero hay un denominador común que suele ser muy habitual: la pasión por la artesanía. Poner amor en lo que hacemos es una magnífica herramienta para dar el salto. Y si a esto le unimos un@s buen@s compañer@s de viaje, junto a una buena planificación y un mínimo presupuesto, encontraríamos más posibilidades desde el medio rural e insular de Chiloé.
Define la Estrategia

Para la definición de una estrategia clara es de gran ayuda marcar unos objetivos y líneas estratégicas concretas, con la máxima sencillez posible. No es necesario demostrar cuánto sabemos, sino tener claro hacia dónde se dirige el proyecto, y esto es necesario hacerlo siempre en consonancia con la misión, la visión y los valores del mismo.
Por ejemplo en nuestro caso, la Corporación de I + D de la Artesanía CORPIDA, En la aplicación de la planificación estratégica al campo del desarrollo territorial, "introducen la noción de estrategia como patrón de actuación, de conducta, contraponiendo la planificación estratégica a la idea de un plan cerrado y, por lo tanto, estático e inamovible." (CASACUBERTA, D. y MESTRES, Á. (2004): “Aspectos genéricos y conceptuales sobre planificación estratégica y gestión cultural”, Periférica: Revista para el Análisis de la Cultura y el Territorio)
Entendemos la política cultural como “proceso regulable”, conocer los mecanismos de toma de decisiones de nuestro entorno político y cómo introducir los temas en su agenda se convierte en una herramienta de sumo valor. Tanto si el proyecto o la idea que nos ocupan dependen de una estructura administrativa pública como si no, deberemos tener en cuenta este aspecto fundamental a la hora de plantear nuestros proyectos culturales. No podemos olvidar que en buena medida dependerán del apoyo de lo público.
Planificar adecuándonos a nuestros recursos (no solo económicos), identificar todo aquello con lo que podemos contar, ayuda a marcar una serie de puntos de partida y destino. Para ello, herramientas como la elaboración de un análisis DAFO pueden servirnos no solo para detectar fortalezas, debilidades, amenazas y oportunidades, sino también para ser sinceros con nuestras posibilidades reales.
Habitualmente las columnas de la izquierda (debilidades y fortalezas) hacen referencia a aspectos de nuestra propia organización, son por lo tanto de tipo interno; mientras que las columnas de la derecha (amenazas y oportunidades) hacen referencia a características de tipo externo. A partir de aquí, se pueden ensayar análisis cruzados con los que intentar combatir algunas de las amenazas gracias a las fortalezas o saber cómo suplir algunas de las debilidades con las oportunidades que se presentan.
Aquí se trata de analizar de qué forma podemos relacionarnos con nuestro entrono, aprendamos a analizar, observar y valorarlo a través de una mirada estratégica como organización, teniendo en cuenta cuestiones de tipo territorial, comunitario, relacional, simbólica, cultural, etc.